He vivido en tu percusión
en el latido de las mareas
y en la altitud de tus montañas.
Hoy quisiera ser esa planicie
que tanto admiras y caminas
que conocen tus pisadas
tu cansancio sediento
tus pensamientos deambulando
recogiendo guijarros
y tu sentimiento hambriento
ese mismo que extraño.
Soy la prueba
del amor salvaje
sin domesticar
sin metáforas
sin fábulas
soy poesía en tus manos.