Finales, las cajitas de música suenan a través
de los bulevares:
una balada de Narayama como un eco anciano
na’ es eterno
palmas calés
tararea bajito
el fracaso del hambre, arqueología de la penuria
sea en una promesa inuit, sea en tu destemplado
frotar de manos.
De nada será
la nieve hollada, el frío lagar, lo tenue
de un hogar abandonado por el canto de las ascuas
en un compás sin más calor que el de una armonía hueca:
el quebrar
bajo tu pie
de la libertad.
Melodía y penumbra en la que finales
se retorcieron como una tundra malherida
los olivos
el pasado
la Meseta
y el niño
ese anciano eco de ochenta años de juventud:
una balada de Narayama a través
de los bulevares.