Margarita García Alonso

La fille mal gardée

 

Nadie ha pedido que me quede

puedo incluso pasar la noche,

una semana, el mes, la vida.

 

Pídelo, pasearemos

como perros sin lesa

por las ciudades

húmedas de Europa

frotaremos los muros

arrancaremos cal de las paredes

y tu micción cálida saciará la sed,

 

los borrachos cubrirán a las palomas

en las catedrales del estancamiento.

 

Con mi pestaña huérfana

haré cruz en el pecho,

y cada noche procesión

en tu cama.

 

Cuídame,

como si fuese lana de rocíos.

Tengo una hora sostenida

bajo la oscuridad y

la llovizna de nieve,

 

mi querer,

 

estoy en la esquina

chapurreando oraciones

de fille mal gardée.

 

del cuaderno

El centeno que corta el aire, Betania, Madrid, 2013