Una rama golpea mi ventana.
No está vestida.
No miente.
Es sólo ella, su esencia.
Vestida sin verde,
Cayeron sus hojas resecas,
Se disolvieron sus máscaras.
No puede cantar ya
Las canciones del viento.
Entonces,
Me llama.
Susurra mi nombre,
Me busca.
Y no es extraño
Nos conocemos,
Compartimos desde siempre
El culto deshumano
A la ausencia de color
Y al silencio.
Somos hermanos
En el vacío del día,
En la soledad de la noche,
Y en el consuelo del calor del fuego.
Te amo invierno-tristeza,
Porque eres frío, agua y sosiego,
Sólo Verdad y Pureza...
Patricia Aznar Laffont