Cuando arrancaste mi vida
Con aquel fugaz placer,
Con un beso que fue ayer,
Obsesión que no se olvida;
Me refugié en aquella huida,
De ocultar mi padecer,
Un nefasto proceder
De ocultar tan grande herida;
Nunca acepté tal dolor,
Con máscara de alegría;
Renuncié a tan grande amor,
¡Oh fatal hipocresía!
Renunciar a lo mejor
Por absurda cobardía…