A la pequeña ola la ola mayor
se encontró flotando en un mar de dudas
y quiso guiarla por tormentas rudas
hasta llevarla al puerto del valor.
Dio alas la gran ola a la ola menor
para ayudarla a superar las crudas
aguas del triángulo de las Bermudas,
dejando sus vértices a estribor.
Subida a la cresta de la experta ola
la ola más inocente era proclive
a adornarse con estrellas de mar
y oír el ruido, en la caracola,
de todo el oleaje, ella inclusive,
en su incesante nadar y nadar.