Harley Ezel

Delirando

Cierro mis ojos…

Las imágenes me hacen delirar,

esta el jardín con abrojos,

que gritan hasta desesperar.

 

Tiembla mi cuerpo de frío

erizando mi piel pálida,

se seca la mar y los ríos,

y la fuerza toda inválida.

 

Todo me da vueltas

como un descompuesto abanico,

en un papel puras recetas,

que todos los días mastico.

 

Se pierde el saber de los sabios

se ve lento al más rápido,

el hablador no mueve los labios

y el vivir insípido y sápido.

 

Canta y grita el mudo,

enseñándole a su “hijote”,

se estresa y se hace un nudo,

entender al gran Quijote.

 

Afrodita siente ahora odio

Ares solo quiere la paz,

Atenea no conoce un polipodio,

Artemisa no caza sobre su faz.

 

El reloj da vueltas al revés,

Huygens queda aletargado,

el tren no llega a las tres,

y el teléfono de Bell bloqueado.

 

Se mancha mi claro celeste,

el marinero navega sobre tierra,

el sur se vuelve el oeste,

lo gracioso ahora me aterra.

 

Las hormigas ya no trabajan,

las avispas las acompañan,

de repente todas se alagan,

y durante el día se apañan.

 

El tormento ahora me consuela,

el consuelo ahora es un tormento

imagino corriendo con mi abuela

estando contento y descontento.

 

Para mí los días son las noches

y las noches son los días,

se mueven solos los fantoches,

y el ventrílocuo dice groserías.

 

Modela su tisú Cleopatra

resaltando su grandeza,

irá donde el psiquiatra,

pues esta perdiendo firmeza.

 

Las estrellas son luces de neón

un oso polar toma el sol,

pierde el imperio de Napoleón,

contra el imperio mongol.

 

La mentira yace sobre la verdad,

la verdad yace sobre la mentira,

no sé cuál puede ser la realidad,

pero Freud muy bien las mira.

 

Newton esta a punto de discutir

con Einstein sobre la gravedad,

para ver que pueden añadir

y no caer en contrariedad.

 

Se enredan las redes en la mar

los polos se han vuelto uno solo,

el Alzheimer me podría recordar

que en la grama aterriza apolo.

 

La nube esta rellena de un confite

el responsable es Wonka y su fábrica

me ve y gusta que lo invite

a platicar de la zona cantábrica.

 

He aquí el vaquero que no cabalga,

el miedoso presume de valiente,

pues no hay búfalo Bill que valga,

ni loco que le siga la corriente.

 

En un negro aura flota un alga,

el físico se ha vuelto comediante,

en el espacio desea que salga,

su risa tan fría y tan radiante.

 

¡¡Silencioso himno de la modesta palabra

has acertado en el campo de mi alma,

donde la suave caricia labra

el bello azur que guardas en tu palma!!