Intrigas mis ganas de poseerte.
De descubrir cada parte
de esa indiferencia tuya
que carcome
mi deseo por tus besos.
Haces llagas en la herida
de mi lujuria insatisfecha.
Te muestras como un manantial,
en medio de un desierto.
Como planta florecida
en un campo infertil.
Contoneas tus caderas en un
elegante vals de sensualidad,
como un manjar delante de un mendigo.
¡Oh, tan poseedora de deliciosas promesas!
Llegas, abrazada por el éxtasis.
Mirando mis pobres pecados,
y tentando,
llamando en un silencioso
soplo a renovarlos.