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Os oigo morir en el Cies. Episodios nacionales de Angelillo de Uixó

Os oigo morir en el CIE. Episodios Nacionales Angelillo de Uixó.

Subtitulado: Firmo con la multitud que condena tu muerte en el Cies.

 

 

 

como a muchos ciudadanos estos días se  me han hecho una pregunta a través  de osoigo.com.

 

¿ consideran que el gobierno ha salvaguardado la vida del ciudadano marroquí fallecido en el Cies de Zapadores?

Sé que con mi respuesta “  los oigo morir en el Cies “ no se cambia nada, pero hay que escuchar a los que están oprimidos  y  preguntar al poder  para que la respuesta ayude a cambiar las cosas.

También se  están recogiendo firmas contra el inhumano crimen de este ciudadano marroquí una multitud insignificante. Insignificante lo digo  si lo comparamos con el resto de la sociedad, a los que les da igual este crimen que no es mediático, como les importa un bledo las guerras lejanas  de países cuya cultura les parece ridícula o desconocen.

Sé que con estás firmas nada se va a cambiar en este cochino mundo que esta del revés.

Este crimen no va a ser investigado por ningún juez,  como si lo haría si alguien hiciera un chiste de Carrero Blanco en twitter, o por ejemplo  mandando a presión 13 años a varios jóvenes en lo mejor de su vida acusados de terrorismo. Esto ha pasado  Altasu por una pelea de bar a un grupo de jóvenes  que torcieron las tobillos a una especie de guardia civil , o sé que  paisano que dice que era guardia civil, cosa  que yo no me creo, porque este caso es muy confuso. ¿ qué hacia  en un bar un guardia civil de servicio que declara que estaba de copas? Que vergüenza para el cuerpo. Si eso es así , me dan ganas de vomitar la falta de ética. Con Franco estaba mejor la guardia civil. Pedro Sánchez tiene demasiado mano ancha, reinan las copas y la anarquía en los cuarteles y la justicia,  como si fueran dueños de España y Cataluña.

! Como nos manipulan  con unos tobillos , cuando lo duro es la condena  de 13 años por una pelea de bar !

Salvajes iberos del poder de esta esperpéntica España de pandereta, progresistas  y fascistas. 

 Volviendo a nuestro caso, que el de Altsasu está angustiosamente  perdido en el corazón y la razón de los justos. Para este ciudadano marroquí, caso también perdido, no habrá ninguna condena. Sobre sus asesinos, como mucho la lucha está en que no  condecoren a los que han matado a este marroquí ,  y que a sus verdugos no los nombren ministros de seguridad, o tenientes coroneles en la frontera de Marruecos y Euskalerria con copa y pistola en cada mano.

A la sociedad civil solo nos queda reconstruir este asesinato como debería hacerlo un juez o un policía. Bueno, un poco mejor y de forma más imparcial  que ellos,  porque si lo investigará  un juez  o un policía de la España moderna y progresista del siglo XXI, diría  que fue culpa del marroquí que se pegó tal paliza él solo, que se murió de pena.

Sé que así no se arregla nuestro país ni la justicia, ni se reforma a los jueces ni a los carceleros,  ni a los verdugos de fronteras  , pero debe quedar constancia y algo de justicia, aunque sea artística, porque al fin y al cabo alguien ha muerto.

De este modo,  para recrear la escena he utilizado como escenario del Cies de Zapadores  un cuarto de mi casa.  He cogido unos colchones y los he cubierto con una manta a la que he puesto un sombrero para que parezca una persona. He cerrado la  puerta tras agarrar el mango de un hacha rota. Y he vuelto a abrir la puerta como  debió ocurrir en el Cie. Imagino al pobre chico marroquí , reconstruyo sus dos últimos minutos de vida en este fantasmagórico mundo de tinieblas.

 la puerta  se abre lentamente entre risitas.

¿ quién anda ahí? Pregunta aterrorizado.

Ni uno más. Se escucha como respuesta en la celda.

El marroquí cegado por su largo aislamiento y debido a que han cortado la luz se siente desconcertado y sigue preguntando:

 

¿ qué queréis de mí? Responderme por favor, me estáis asustando.

 ¿ Sois guardianes, o de amnistía intencional que vienen a salvarme?

Ni uno más –responden las voces

EL muchacho suplica:

Alejaos de mi, pues sois fantasmas. Ala el grande me proteja de estos diablos mandados para confundirme, con una oración os  alejaré.

Ni uno más- vuelve a sonar

 

Los hombres que entraron, harían el mismo gesto, tal y como yo lo hacia,  levantando el mango del hacha. Esta cae brutalmente sobre los trapos , de igual modo lo hicieron las porras y manos cayendo sobre el prisionero entre gritos de:

 ” Ni uno más”

 

El chico cae sobre el colchón de su cama, su cabeza se dobla como los trapos que yo sacudo , muere. Un hilo de sangre cae de su nariz. La mano cuelga bajo la sábana y la puerta se cierra mientras van al servicio a orinar  entre risas y satisfacción  sus asesinos, futuros coroneles , contertulios, directores de un centro de discapacitados, o ministros de seguridad del gobierno de España.

Una vez reconstruido el crimen y cuyos culpables podremos señalar cuando estén  situados en las más altas escenas y decir:

Fue ese ministro, juez, presidente de una ONG, o coronel  el que lo mató, que seguros estamos los ciudadanos.

Fin y firma.

Firma sobre el cadáver.

En la escena una vela encendida sobre el cadáver.

Música suave de réquiem junto el cadáver.

 

Firmo con amarga rabia de que no habrá luz en tu entierro.

Firmo con la convicción de firmar

 por necesidad de ver liberada gente prisionera

 sin haber cometido delito alguno.

Tu última morada está vacía.

Ya no hay esperanza posible,

Desde que se abrió la puerta que te encerraba,

Y cayeron sobre ti los verdugos de las fronteras.

El horror de tu suplicio no tiene firmas.

Es un anónimo que se pierde entre los que no tiene pan ni justicia.

Solo una frontera que superar que a veces termina en un hoyo en España,

Del que no saldrán nunca más.

Firmo para que no venzan dentro de mi esas macabras prisiones,

Ni las brutales palizas del odio del poder que domina.

Conozco su mano, su puño cada vez más inhumano y cobarde,

Incapaz de firmar nada que tenga que ver con la libertad.

Yo firmo la condena de tu muerte,

Para devolverme la esperanza.

Porque mi esperanza y mi firma,

Están mezcladas con los que aspiran,

 a conseguir un pedazo de libertad en España.

La escena se cierra con la policía entrando al velatorio, deteniendo de delito de odio al único   asistentes, y metiendo en una bolsa de basura al joven marroquí que tiran en un contenedor de un matadero.

Angelillo de Uixó.