Rompemos el reloj de los siglos.
derribar el calendario de la soledad
respirando lo que queda de esperanza
bailamos lejos los ayeres grises
repintar nuestro color robado
tomado en la calle del engaño
y nos levantamos del hueco
dos poetas sentados en la cima de la montaña
soñando en existencia nuestras mañanas