“… y en la piel de las uvas
me pareció tocarte.”
Pablo Neruda
Tu pregunta adorada a mí venía
tras una cielo colmado de amatista,
respondían mis yemas: “me encantaría”,
eres el brillo de un rayo en mi vista.
Tu en mí al empezar la mañana
una larga arboleda nos abraza
y tu voz llega suave a mi espalda
desnuda, dulce, pálida y blanda,
en un vuelo, en un vuelo de garzas,
y tu piel húmeda yo conocí
suave como las uvas de la vid
bajo la sombra de aquel caracolí
mis labios tus ríos yo recorrí.
Atardece el valle de olor dulce
y mis manos al viento sutiles
sobre tu piel de bosque, esculpen
mis sueños embriagados, febriles
Es la luna
y eres tú la que sonríe,
descansas ahora
en la almunia oscura de mi pecho
para que yo
pueda seguir soñando
soñándote
a lo lejos.