Casate conmigo,
le dijo a la rana
el sapo;
y respondió la ranita,
que la apariencia
era igualita
pero otra cosa nada.
Insistió el enamorado
y halago con ternura a la rana,
que con prudencia temprana,
se deshizo del entusiasmado.
La remisa rana tuvo marido
y esposa el sapo con luz de Luna
sin mezclar por eso lo indebido.
Fue el sapo a la boda de la rana
siendo un casamiento distinguido
igual que el del sapito en la laguna.