…Este cuerpo que no es mío
ni estas manos adoloridas por la amnesia de las noches
buscando en las esquinas
los motivos que nos observan pensativamente
y es una vez más el dolor
ese cascabel que se oye a lo lejos
entre tantas batallas reñidas con la vida misma
no somos aún ni un poco a la idea que tenemos de nosotros
y sin embargo tomamos riendas que agrietan las manos
cambiando los faroles sin abrir los ojos
alimentando una necesidad que llora como un niño
prisioneros de la carne y del castigo recibido
por mendrugos donde se halla el sacrificio…