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EL DÍA Y LA NOCHE

    El día, cierra la puerta y espera a su inseparable amiga la noche. El crepúsculo, avanza con lentitud y en su mano sostiene una rosa. Cuando el alba aparece, en sus manos se abre el libro del tiempo, el sol, decide pasar página, y en los balcones las flores se frotan los ojos. Si el día hablara, seguro que anunciaría la noche, pues  no sabe dormir salvo en sus brazos. Apacible resulta su mano acariciando las trenzas de la melancolía. El viento es quien acaricia con su mano derecha el hombro de la rosa, metiéndose la izquierda en el bolsillo, para convertirse en un vulgar ladrón de su  perfume. El aire, es el único amante que se permite dormir con el fuego en la misma cama, sin tener que firmar las cartas que escribe. El es, el dialecto de la naturaleza, pues no necesita sillón para sentarse!!.