Margarita García Alonso

¿De qué quieren que hable el muerto?

Otra vez el viento en los tejados.

 

He cambiado las letras

como una ciega

que se ofrece.

 

He de saberte

por la palma de la mano

 

sea quien seas espero.

 

He renegado mi pereza

cuando construyo

la temible pausa

de no tener isla.

 

La ciudad espléndida

el amanecer otra vez

el viento en los tejados

 

todo fue falso

una marejada de luz

en la cazuela de sobras,

amenaza con desdecir.

 

A esta edad poner la ficha

puede ser fatal

 

un desconocido afiebrado

de autobiografías

hará del malentendido

su fortuna.

 

¿Qué amante nombrar,

a quién citarán,

a quién evitarán que olvide?

Ambiciosos observan

con cautela lo que escribo,

en busca de jarras de vino,

de doradas salchichas

que atoran multitudes.

 

La mano posterga el golpe

sobre un teclado barato

de un plástico carcomido

que desconoce el pulso,

el escrito de cortesía.

 

La comparsa se arrastra

por la ilusoria plaza de

mis antiguos combates.

 

Diente a diente el hombre

se aproxima al fastidio,

la vejez parece larga,

larga la mañana

ansia el viernes,

el jueves amatorio,

 

el cuerpo estrujado

bajo una selecta conmoción

de caballos,

 

y yo la hormiga,

la que no habla por muerto,

 

en mi dicha rompo apuntes,

 

entre hoja y hoja

sahumerios verdes,

 

bellotas podridas

de voluptuoso rojo

 

donde coloco al gusano

que descompone

la boca.

 

 

 del Breviario de margaritas,

Editions Hoy no he visto el paraíso, 2013