A LA LUZ DE UNA VELA
El horizonte se reviste de ardiente colorido
pues el Sol refulgente se despide con arrebato
después de un ardiente día.
En el eclipsado atardecer
dos amantes se reencuentran gozosos
mientras en el cielo se dibujan las primeras estrellas
sembradas por la noche ya certera.
Ellos, con el armonioso sosiego que dan los años
unidos por el amor que tantas dichas les han dado
guardan cómplice silencio en espera de que el cielo
abrace la Luna para por ella ser iluminados.
El Sol ya oculto, da paso a su eterna amante
que se envuelve en delicado y sedoso manto.
Tras sutil tul contempla a los dos amantes
que brindan por su amor iluminados por sutiles destellos
nacidos del cirio que armoniza lindos cimbrados.
El canto de las cigarras irrumpe en el silencio,
Junto a las revoltosas avecillas que se acomodan en sus moradas
tras un día de vuelos por el alto cielo y trinos a Su Creador regalados.
Los efluvios del césped recién segado,
Y vergel engalanado con delicadas flores
hacen suspirar dichosas a dos almas buenas
por el fruto que su amor les ha donado
en el más bello de los parajes por Dios creado.
¡Oh picara Luna!
¡Oh Luna picarúela! Tú siempre cómplice de amores
sutilmente te escondes tras delicado celaje
para no ser testigo de los lances de dos fieles enamorados
que dan gracias al cielo por tantos años de mutuo amor donado.
Luisa Lestón Celorio
Asturias- España
2019