Quiero convertir mi pluma
en fino pincel que trace
los latidos de tu pecho. Que acompañe
el deslizar de tus brazos en el nylon
por donde miro
los encajes de tus senos
y en la paleta amasar
suave tinta de albahaca que despunta
en la mañana de terrazas con estufa,
de charlas de comadres jubiladas.
Pintaré de negro zaíno
la caída del pernil que cubre
el nácar
y me ataré las dos manos
en el perchero embolado,
la seda para cubrir
tu nombre grabado en oro.
Se me escaparon los labios
ocultos en el tintero, buscando refugio
en tu nuca.
Quisiera pintar estrellas
y a Júpiter con sus anillos,
irritar mi pituitaria de celeste suavizante,
trazarme en ti.
Gloria canta la radio,
gloria escribe mi pincel.