La noche duda y entre
el azafrán que perfuma
el corazón de los pomelos
y el aire insinuante de tus labios,
levanto el látigo del fuego
contra la rosa ardiente
de tu desvelo.
La noche duda.
Se adelgaza bajo las horas
que nos retozan
y mientras resuelve sus dudas
existenciales, desvelamos un poco más
en el fuego con que azotamos
la flor del deseo.
Esta noche es regazo
para el suplicio del amor.
La pasión es intensa
y al vernos envueltos en el aire
desnudo de las paredes,
la noche de adelgaza aún más,
y duda…
en marcharse.