boris gold

SENSACIONES

                                                        

Si parece el comienzo de una película, el personaje principal es un hombre, ¿edad aproximada? ochenta años y no mal parecido, con paso firme llega hasta ese bar y al querer entrar se nota un cambio en su persona, el andar tan seguro hacía un rato se transforma en algo dubitativo, como si lo estuviese aquejando algún temor, también es llamativa la cantidad de veces que consulta la hora del reloj en su muñeca, ¿espera a alguien? ¿tiene algún encuentro pactado en ese lugar?.

Haciendo un supremo esfuerzo se decide y entra en el salón, en él había unos pocos parroquianos que ni siquiera alzan la vista para mirarlo, cada cual estaba inserto en lo suyo, buscó la mesa más apartada y se sentó, si alguno lo hubiese estado observando le llamarían la atención dos cosas, la primera, que saludara a un supuesto acompañante sentado en la misma mesa, luego como la cosa más natural preguntarle...¿QUiERES TOMAR ALGO?.

Todo esto llevado a cabo con total naturalidad, menos mal que nadie lo estaba mirando, si no hubiesen pensado que DARÍO, tal el nombre de nuestro personaje... estaba completamente loco.

Cuando se hizo presente el mozo le pidió, para mi un café por favor, al camarero no le llamó la atención el pedido, estaba acostumbrado a atender a gente bastante rara, en ese preciso momento comenzó lo que para un supuesto escucha de “esta conversación”...SERÍA ALGO ANTOLÓGICO.

Por fin te conozco dijo Darío, te confieso que estoy bastante nervioso por este encuentro, que cosa más rara poder conversar contigo, estos últimos años te tuve muy presente, pero nunca se me hubiera ocurrido que iba a tener esta oportunidad...no lo puedo creer, ¿en serio no quieres tomar nada?.

Mira Darío, no quiero que lo tomes a mal, pero tienes que saber que estoy muy lejos y no puedo venir cada vez que me lo solicites, no es falta de voluntad, simplemente que estas cosas no se hacen así, te pido mil disculpas contestó el convocante de esta extraña cita, prometo que no te molestaré más, pero comprenderás que la memoria de una persona mayor, a veces nos juega alguna mala pasada, es por eso que te estuve invocando con tanta desesperación, la cara de Darío se entristecía mientras esto decía.

Bueno, ¿en que puedo ayudarte?, si no es mucha molestia me gustaría con tu ayuda, recrear todos los momentos lindos que me sucedieron en estos largos años que llevo vividos, pues los únicos que vienen a mi memoria son solo instantes que quisiera olvidar, ¿puede ser?.

Con mucho gusto, no hay problemas le contestó su interlocutor y a continuación, comenzó a cumplir los deseos de la persona que nos ocupa, el personaje de marras trajo desde el viejo ayer, los momento más gratos que le ha tocado vivir.

Y asi estuvo un buen rato con esos menesteres cumpliendo el pedido de Darío.

 En el final de este encuentro podemos rescatar como algo digno de señalar, la metamorfosis realizada en el rostro del anciano, era la cara feliz de alguien sumamente  agradecido y  la entrevista llegó a su fin con un resultado por demás satisfactoria,  a continuación y con una alegría desbordante, nuestro personaje le agradeció efusivamente por el acto de haber venido a la cita. Mientras tanto su acompañante le dijo: NO ME TIENES QUE AGRADECER NADA, YO SOY MUY CONCIENTE QUE LA GENTE Y ESPECIALMENTE LA DE MAYOR EDAD, NECESITA ALGUNA VEZ...

                                                        “ENTREVISTARSE”

                                                                      ¡ CON SU NOSTALGIA!.

                                                               Boris Gold

(simplemente un poeta)