Ben-.

En tierras sumergidas por el beso-.

Como en tierras sumergidas por el beso,

así alcanzaba tu cuerpo indefinido, o

como en la memoria indistinta de un padre

que halla a su hijo muerto y venerado.

Como en superficies sin sonido y neutras,

y llenas de maleza sin propósito;

como en altivas miradas que concurren

a través del antifaz de la locura o el delirio.

Como en copas cristalinas y duras que absorben

definitivos sacrificios, o en llamas conquistando

la parte superada del sueño.

Como en lodazales intermedios que buscan

la condensación de un brazo amputado, de un

beso en mitad de la memoria, como en ese

resultado matemático que nunca llevamos consigo.

O como en martillos hidráulicos suspendidos

en la canícula del calor estival.

Ríos subterráneos, amuletos equidistantes

de los ejes ecuatoriales, renacer invisible,

pronóstico cualquiera, selva, fronda, número,

inasible e impúdico.

Como en tierras sumergidas por el beso,

por el beso y la alegría de tener manos,

o sexo, o locura, o piedad, compasión.

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