Adolfo Rodríguez

Soledad y exilio

Allá donde se escapan mis miradas

cuando no encuentran la infinita

bondad y la alegría de tus ojos,

en ese rincón del universo,

donde solo tu luz podría encontrar

lo que quede de mi alma y de mi amor

después de tantos años, después de tantos versos,

allá donde la oscuridad nos roba el borde cósmico

y donde muere cualquier ruido y movimiento,

cuando tus silencios me niegan el norte,

donde se curva el infinito y todo vuelve a comenzar

donde solo tu voz y tus risas podrían reanimar

los despojos de mi felicidad y mis labios secos,

después de tanta espera, después de tanta ausencia,

allá donde la noche y el invierno pudieran ser eternos

si ya no encuentro tu paisaje y el calor entre tus manos

donde mi nieve se ha perdido tu deshielo,

donde mi vientre ha extraviado tu pasión,

ahí, en ese vértice de musgo y humedad,

donde el abrazo de tu entraña es la única receta

que me conceda reencarnar en tu verdad,

después de tanta vida, después de tanta muerte,

después de tanta espera, después de tanta ausencia,

después de tantos versos, después de tanto amor,

después de ti solo quedan; soledad y exilio

y al luminoso centro de las galaxias: tu recuerdo…