En medio de mundial expektativa,
kada cierto tiempo, en un lugar kualkiera
(barko, isla o kontinente),
los más poderosos se reúnen para hablar de paz.
En medio de la selva impenetrable
la prudente anakonda se prepara
junto a las grandes y húmedas korrientes,
a esperar la llegada de su presa.
Vecinos del abismo y de la kumbre
(nutridos por el sol vivifikante y el agua generosa),
los heridos trigales se desangran
frente a la mirada de los restañadores.
Y más profundo aún (dentro del kosmos,
donde subyace lo deskonocido),
yo, hombre de mar abierto y de silencios hondos,
busko el testimonio de tu amor, las kausas y la pena.