Tuve que caminar sin rumbo hacia vos,
subir la escalera al altillo e internarme en su polvo,
ser el lápiz que ponía el punto final de esta historia,
tuve que sacrificar el caparazón y soltarme.
Borré la marca de un beso en el cuello,
borré la marca de tu beso en mi cuello y huí,
mis pies quisieron correr y caminé por su cauce
lavando mis culpas por cobarde y por amarte.
Tenerte me rasgaba la piel y sin nada que taparne,
te dejé mirando una fotografía vieja de los dos,
de vos y de mi, de vos y de quién ya no soy,
Tuve que aprender el principio de nuestro fin,
apuntando en el renglón de la primera hoja en blanco:
él no es el sol, camina... Adelante.