Dejá de contarlas,
que no hace falta,
a vos,
no te sobra nada.
Olvidá el gimnasio…
Si querés sudar,
empapemos mi cuarto.
Si te querés pesar,
recostate en mi pecho
-soy bueno para el tanteo-.
Si querés una dieta,
mis labios saboreando los tuyos,
son la receta perfecta.
Y,
si te querés ver bien,
te presto un espejo,
y mis versos,
quizá así
te des cuenta
que,
de esta vida,
sos lo más bello.