En cálida noche de luna llena
cuando más brillante es su fulgor,
te vi salir del agua a la arena
como irradiante ninfa de amor.
Ibas toda de hermosura plena
derramando luz en tu derredor,
para tenderte en una playa amena
cautivada del mundo en tu candor.
Luego escuché el canto de una sirena
henchido de melodía y dulzor,
como el trino de una filomena
en un soto de frescura y verdor.
Tanta dicha mi espíritu aliena
y me guía, cual hilo conductor,
por el infinito do se enajena
mi frenético impulso seductor.
Diluido como aroma de azucena
por el inmenso espacio creador,
torno a la triste morada terrena
con los primeros destellos del albor.
En mi despertar me muero de pena
y lloro tu ausencia con amargor.
Canciones de amor.