El tiempo está cambiando, es evidente,
lo sé porque me acuerdo cuando antaño
yo usaba el orinal, que no había baño,
y a veces el corral, como otra gente,
y el agua era del caño
sagrado que manaba de la fuente
erguida como un gallo que en la plaza,
mostraba presumiendo de su raza
-el pueblo aun no tenía agua corriente-
del líquido a la caza.
De aquellas madrugadas, memorizo
tan blancas, las escarchas descarnadas,
los chuzos repicando en las fachadas,
la nieve, las heladas y el granizo,
las manos resolladas.
Los pies con los molestos sabañones,
de tanto soportar abotargados,
las lágrimas volando en los tejados
sufridos los humildes canalones
tan tristes y apenados.
La lumbre era la vida en esa etapa
tan llena de penuria y de penumbra.
Y el mismo sol, que hoy sale y nos alumbra
asusta al contemplar como derrapa
y a veces nos deslumbra.
©donaciano bueno
(... y sus poemas de medio pelo)
http://www.donacianobueno.com/