No era un experimento. No era más que un juego queriendo reproducir un ápice de la creación llamada hombre.
El pertinaz aprendiz de hechicero tomó la viscosa masilla y empezó a modelar con la misma su figura. Por un capricho venido de no sé dónde empezó su trabajo por la cintura para ir avanzando hacia los pies.
Por un olvido no confeccionó sus genitales y una vez hecho esto, se aburrió de su proyecto y lo deposito un estante oscuro pensando en volver en a él en cualquier momento a terminarlo.
No media más de quince centímetros la figurilla cuando abandonó su propósito.
Pasados los días empezó a notar como algo resplandecía en ese lugar. Por curiosidad fue al mismo a buscar la razón y se encontró aquella figurilla era la causa de esta y ahora media unos cincuenta centímetros y tenía su cuerpo completo con excepción de sus genitales.
Se asombró. Quiso destruirla, pero algo lo detuvo. Cavilaba: ¿en qué momento perdido pude terminarla y por qué no lo recuerdo?
Partió sumido en su angustia ante la falla de su memoria. Volvió a los días y ya la figurilla no estaba en su lugar, sino que había tomado posesión de su escritorio y tecleaba de modo frenético en su laptop. Calculó que para entonces la figurilla ya medía algo así como un metro y había perdido una buena parte de su luminiscencia, aunque aún carecía de genitales. La figurilla al sentirlo llegar volvió hacia él y con sus dos manos señalando el lugar donde deberían estar sus geniales y le preguntó con una voz suave pero cargada de rencor: ¿Por qué no tengo genitales? ¿Por qué no me los hiciste?
Una risa de una chica salió de su computador, miro la pantalla. Era una joven web camp desnuda, tendida en su cama jugueteando con algunos peluches que no debía tener arriba de unos quince años de preciosa figura y con unos erguidos senos de aureolas rosadas que rivalizaban en belleza con su rostro de blancas facciones y con un cabello rubio suelto a la altura de sus hombros quien poniéndose en pie revelo lo escultural de su cuerpo y un vello púdico de un color castaño y acogedor quien se unió a la protesta de la figurilla diciendo en voz dulce pero enojada: si ¿por qué semejante olvido?
En ese momento, la figurilla se puso en pie y pudo darse cuenta como esta era ya de su mismo tamaño y avanzó hacia él que de la sorpresa estaba por completo paralizado.
De un par de manotazos había bajado su pantalón a la altura de sus rodillas y tomando sus genitales con un giro lo arranco para colocárselos en el vacío de su entrepierna.
Cayó al suelo presa del dolor mientras se desangraba y antes de expirar su último aliento, pudo ver cómo sus genitales brillaban en el doble de su tamaño mientras estuvieron en su cuerpo y la figurilla se los mostraba a la chica, quien sonreía de contento viendo su poderosa erección.
CIBORG MR