No es preciso decir que no me amas,
hace tiempo no me buscas en tus sueños,
mi nombre se borró en tus pensamientos,
y la tibia luz de tu mirada ya no me ilumina.
¿Qué esperábamos de un amor tan extraño?
el silencio y el tiempo mataron nuestras almas,
y se durmieron en el más dulce de los sueños,
¿para qué tratar de reanimarlas?,
si el amor es un fuego que trasciende al infinito,
y lo nuestro fue, solo un tibia brisa distractora,
como un tibio café, que no apetece en el más intenso frío,
y por qué negar que fuiste, mi deseo vano.
Queda, no queda nada, ¿para qué recordar?,
si lo más bello de la vida es vivir y amar,
respirar y dejarse consumir en la esencia del amor,
y en sus brazos tibios todos los días despertar.
No agotes tus fuerzas y no bajes los brazos,
que pronto llegará quién saque de ti el fuego abrazador,
y en unión de lo que llamamos el amor verdadero
su historia trascender al amor sempiterno.