Ruth García

Mi tempestad.

Suspiro entre lágrimas de sangre,

en mi vida una tempestad asecha,

quebranta mis sentimientos y roba mi aire,

me despojo de la dicha, aun después de mi lucha.

 

El tiempo no ofrece más alternativas

que navegar en los mares de una soledad.

En aguas oscuras y muy frías,

que poco a poco, irán matando mi voluntad.

 

La fuerza con la que pego la desgracia a mi vida

se asemeja a la llegada de un huracán a la bahía.

Destrucción con alto nivel de pérdida,

lejos se encuentra la alegría en este día.

 

La fe se perdió en la mitad de mi camino,

no tuvo la voluntad de seguir avanzando,

me abandono en la lucha contra el destino,

aquella ¡donde mi corazón murió azotado!. 

 

No fue suficiente la sangre derramada,

aun no saciaba su apetito de crueldad.

Injusto se ve el destino con cada jugada,

que aniquila la alegría sin ninguna piedad.

 

Despiadado es el juego donde muere la dicha,

donde las únicas armas las lleva la vida,

que ganas dan de tener la intención de luchar,

si el destino, se encargar de una eminente perdida.

 

Suspiro al cielo con lágrimas en el rostro,

preguntando ¿por qué? de tanto dolor,

que regla rompí para encontrarme en este agujero,

que cada día, me condena a un sentimiento abrumador.

 

Que insensato se ve el destino conmigo, 

admira mi derrota con gran emoción,

le satisface saber que en el dolor me ahogo,

y no veo que tenga la intención ¡de mi salvación!.