Incéndiame la mirada
con tus ojos de fuego
y haz cenizas mi alma
quemándola en tus adentros,
seamos un caótico infierno,
vida mía,
donde sea la entropía
quien dirija nuestros cuerpos,
en un vaivén acalorado
dónde no existan las pieles
y sean los corazones quienes
bailen calcinados.