Déjame morir en tí,
ser carne
entre tus carnes,
ser hueso
en templo de huesos
y quemarme
sin quemarte.
Déjame mojarte de sed,
de ansias
que sudan y arden.
Ser tierra para tus flores,
o rama para enredarte.
Déjame morder tus uvas,
amamantame
de tu ser errante,
de savia roja de sangre,
y en gotas blancas
pagarte.