Un beso rueda por tu piel,
y te va buscando el alma.
Palpa tus cabellos,
acaricia tu frente,
moja tus ojos, tus pestañas
y en tus mejillas es agua
de rosa vestida de luz clara.
Se ahoga en tu boca, tus labios
y resurge en suspiros
ligero de albas de plata
y continúa por tu cuello,
por tus pechos hinchados
y tú vientre de tibia morada.
Para anclarse en tus vellos,
caer en tus piernas,
aferrarse en tus muslos
y encontrar su destino
en las plácidas llanuras
de tu suave espalda.
Un beso rueda por tu piel
en camino profundo a la nada.