Eres la personificación
de aquellos hermosos animales
cuyo pelo enmarañado y grandes cuernos
simbolizaron el poder y la fiereza,
antes de ser exterminados
en la Europa del siglo XVII.
A ti que representas la potencia,
la libertad, la audacia y el coraje
que nunca son domesticados,
te invoco humildemente ahora,
para dar a mi vida tales cualidades
y otras que florecen en quien lame,
como la vaca nodriza de los dioses,
el helado y colosal bloque salino
otorgador de sapiencia y longevidad
en mitad de las penurias cotidianas,
siendo además conservador
del sugestivo tesoro de la virilidad.
Dame también, oh poderosa Ur,
el saber y comprensión intelectuales
para enfrentar con positivo éxito
el azar en situaciones de alto riesgo
que piden fuerza y decisión sin límites.
Si atiendes, grata Runa, mis plegarias,
seré fértil en inspiración creadora
y tendré la voluntad bien preparada
para desafiar los mundos subterráneos
que dominan la aspereza y la barbarie.
Conquistaré un lugar cerca del Sol
y la exuberancia que me da su luz,
ajeno a las intrigas de la muerte.