Podrías citar un sinfín de colores opuestos,
mencionar por siempre el vidrio o exclamar que fue mentira,
para mí siempre será una verdad vehemente
que arrebató todas las caricias de mis manos.
También arrebató tu presencia junto a la mía,
llevándote los trozos de la barca olvidada en la costa,
que siempre traté de arreglar poco a poco
hasta que nuestros gritos hicieron crecer la culpa.
Como poco a poco caí en trozos
para ser apreciado como una pintura agrietada
que pintaron mis manos párvulas
pincelada a pincelada en el borroso puerto.
El calor del mar decoloró mi honestidad
gotas que cayeron a hora exacta del cielo oscuro
abría mi boca para recibirlas, y con ellas la respuesta
para saber decirte las cosas básicas que no puedo
en las páginas incompletas al vacío
mi mostrenca mano tambalea y ha quedado
sin la potestad de trazar el único veredicto cierto:
“te amo”