La muerte es silencio, es suave como una rosa, cálida, pero tan fría para los que no pasan por ella, es un bello amanecer lleno de negrura, es una caricia fingida para quién no la merecía, extrangula al malvado y saluda a su amiga vida, va y sigue siendo una gélida sonrisa, pero es bella, muy bella, tan negra como la noche, tan brillante como el día, el descanso eterno para quién sí lo merecía; muerte amiga mía, que te he saludado muchas veces con sintonía, déjame abrazarte, porque tuyo es mi ser desde aquel día que lloré bajo la lluvia suplicando tu cercanía.
Ahora te escribo porque te he recordado, te he anhelado, porque te he extrañado, como se extraña una vida que no se ha tenido, que no se ha gozado, sé que no me llevarás y no quiero que lo hagas, no aún, no aún porque esta vez sí saludare a tu amiga, la vida.