COMO LA VIDA FLUYE
En el rostro aniñado,
de senil hermosura,
sonríe la criatura,
reflejando la duda,
como una sombra muda,
de presente y pasado.
La tranquila cordura,
de los ojos rasgados,
pasarela de sueños,
de pasadas locuras.
En el rostro viejuno,
de infantil apostura,
se reflejan las ganas,
que sin querer caducan.
La sutil letanía,
en agrietados labios.
La niñez en las manos,
ágiles y desnudas.
En los ojos las flores,
cuyo aroma caduca.
Con promesas de vidrio,
bañadas en la bruma.
Los destellos curiosos,
que al infinito miran.
Mientras el amor nace,
en la luz mortecina,
de su versátil rostro,
que se transforma y muda.
Como pétalos rojos,
que en el tormento brillan,
con la nítida gota,
de aquella luz furtiva.
En el beso aviejado,
en la infantil sonrisa.
En la cálida arruga,
de la piel moteada,
que sin saber se humilla.
Late en el mismo centro,
donde la vida habita,
donde el verso descubre,
lo que en el verso anida.
Una ausente mirada,
un destello que mima,
retrepado en la esencia,
de la pureza misma.
Como verdades de agua,
que transcurren deprisa.
Delicada luciérnaga,
que en lo negro se aviva.
Una furtiva lágrima,
que del rostro se olvida.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
28/07/2019