Verano Brisas

POEMAS AL FUTHARK (3)

Oh gigantesco Thor, figura maléfica

que deambulas como un sonámbulo

por los bosques del territorio nórdico

con tus prácticas de fuerza demoníaca,

cuerpo agudo y cortante como un diente,

garra implacable o virulenta espina.

 

¿Por qué llevas tu cósmico poder

a extremos de defensa y destrucción?

¿Por qué tanta barbarie y tanto exceso?

¿Por qué favoreces en ti mismo

y en la nítida Runa que escogiste

como símbolo de tus contradicciones,

el germen de la vida y de la muerte?

 

Ella, por ser tan poderosa,

refuerza diariamente con su magia

la potencia de las otras Runas

que me llevan directo hacia el abismo,

o a resistir los ataques enemigos.

 

Por eso invoco la letra mitológica

que rubrica tu gigante anatomía,

para que tuerza o enderece mi destino

a través de los poderes invisibles,

no importa si celestes o infernales,

e impida para mí los accidentes

y las palabras de sonido torpe,

si de mi propia integridad se trata.

 

Igual la invoco contra mis detractores

que pretenden hacerme maleficios,

para unir o dispersar borregos

según mi deseo y circunstancias,

como trinchera segura de mis actos

y éxito firme en palestras amorosas.