Sentados apacibles sobre calidas arenas estamos reflexionando cada uno por su culpa
Que a pedazos se fue instalando en rincones escondidos de nuestros heridos corazones.
Culpas que se agigantan a cada instante cuando el silencio se adueña del tiempo.
El que transcurre en forma despiadada, ocultando
a los ojos y sentidos nuestros yerros.
Los cuales como jabón de lavadores en sus manos se desliza en nuestros vulnerables pensamientos dejando al desnudo nuestras memorias, testigos incondicionales de muchos altibajos.
Cuando la luna se asome detrás de las nubes pudiendo ver el brillo plateado de nuestros rostros podremos reflejarnos en nuestros cansados ojos para buscar alivio a tanto tormento.
Lo salobre del aire es como una suave caricia que seca el llanto de nuestros húmedos sentimientos y el resplandor de la luna en nuestros cuerpos traerá claridad a nuestras culpas.
Robi