Las paredes están colmadas de secretos, no podemos luchar contra sus ecos, todo lo guardan en el frío silencio que batalla con su grito, sus secretos las convierte en árboles abiertos que nos abrazan entre lágrimas y sueños, sentirnos en la pared, es atravesar ese laberinto creado en la confluencia de la vida, adentrarnos y confundirnos en sus músculos, ni arrimarse, ni darse contra, ni estar entre, ni estar contra ellas, acorralados; sino que es estar dentro de sus vísceras; así me sentía antes del comienzo de esta historia.
Crispa el lagrimal en las paredes
miran dentro de mí
cuerdas enervadas mis pupilas
rotación desértica
oscura maquina entrañas sabor
desnuda alma
laberinto de bigornias enlazan
dualidades en acústica finitud
naranjadas sombras cuesta del espíritu
me interrogan
Sollozan las campanas por la ausencia.
¿Qué sientes alma obrera?
Tus manos yacen
flores de otoño vuelan hacia ellas
tus dedos caricia pinceles sin lienzo
transparentados acrílicos se secan en tu boca.
¿Dónde están tus muertos?
Laura Gil