Han pasado treinta años
de un amor de los noventa,
historia para escribirse
por lo bella que fue ella.
Momentos irrepetibles
dignos de formar los versos,
de un poema que en su esencia
muestra que el amor es eso.
Como el amor no es eterno
tuvo principio y final,
no obstante al ser verdadero
nunca se podrá apagar.
Después de pasar los años
quedamos para un encuentro,
saber que fue de nosotros
pasado todo ese tiempo.
Llegaste con paso firme
como siempre fascinando,
yo me levante a besarte
y casi acabo llorando.
Nos sentamos frente a frente
y a los ojos nos miramos,
queríamos ver en ellos
como han pasado los años.
J. Piñeiro