Entonces y de repente derrame todo mi ser en tus labios,
Entonces me miraste con desprecio,
Me arriesgaría si y sólo si notara en ti una señal de completitud,
Entonces tome tu mano aun fría y la entrelace a la mía,
Caratheodory, Carnot y Maxwell me guiñaron un ojo…
Entonces los átomos de mi mano se enamoraron de los tuyos generando calor,
Los fotones que viajaban a la velocidad de la luz desde mi pupila hacia la tuya
se detuvieron a mirarnos las narices, tus labios y mi sonrisa…
Entonces infinitos espermios de cosas sin vida te pintaron una sonrisa…
Uno más uno fueron infinitesimalmente mayores que dos,
Los números imaginarios se hicieron de carne y huesos,
Los números reales, salieron de sus castillos y los irracionales del manicomio,
Los números racionales le cortaron la cabeza y los brazos a los enteros,
Le robamos un pancito añejo a la amargada muerte,
y bajo el velo oscuro de la noche, nos escondimos de dios…
Sexo, vida, muerte, materia, tiempo, matemáticas, almas y cuerpos…
Fuimos uno, fuimos dos, fuimos tres, fuimos mil, fuimos cero…
Fuimos pi, fuimos e…
Fuimos logaritmos, teoremas, colorarios y tangentes…
Arcotangentes y secantes, derivadas e integrales…
Todo había comenzado y terminado otra vez,
En ese auto,
En esa noche,
En ese tejido místico del espacio-tiempo,
Y tú, como siempre, con mini falda y tacones.