Oraciones al santo del agua,
plegarias a la madona
del sinsentido.
sacrificios al ángel caído.
Veladas ofrendas
de esta sangre
cansada y oscura
a dioses sin nombre
que absorbidos
por su eternidad
han olvidado la
minúscula esfera
con sus mares tumultuosos,
sus montañas mudas
y sus animales confundidos.
Único el dios en su gloria
y único el olvidado demonio
que en el silencio me habita.
único el destino
que me asedia
y el nombre secreto
que le da nombre
a este rostro trabajado
por la eternidad
de la tarde.
¿hay alguien al otro lado?