Sé que duermes,
la noche y el lecho,
las cortinas cerradas,
pretendiendo momentos
que todo está quieto.
Pero todo se mueve,
habla hasta el silencio.
El amor se hace rojo,
y escapan los sueños,
como soplos de invierno.
Se que descansas,
cubriéndote el pecho,
en un tibio jardín,
de aromas y sábanas
que brotan recuerdos.