Esta noche he despertado
para escribirte un te quiero,
pero tú estabas dormida
velada por un lucero.
Ayer te quise a las tres,
hoy son las cinco y te quiero,
mañana al llegar las seis,
sabré si de amor me muero.
Me he quedado a ver la luna
para decirle al lucero,
que al amanecer de nuevo
te diga que soy sincero.
No es fácil decir te quiero
si no te sale del alma,
si el amor es verdadero
hallaras después la calma.
J. Piñeiro