Samer
Fiesta de un cumpleaños
Ayer, el 10 de julio, celebraba tu cumpleaños, pero sin ti, sin ti porque simplemente, tú no estabas conmigo.
Era el primer cumpleaños tuyo que festejabas lejos de mí, aunque quisiera mucho que lo pasaras conmigo, porque tenía preparados muchos planes para ese día, muchos hasta que no sabía con cuál empiezo ni con cuál concluyo.
Pensé en una fiesta enorme, un gran dulce, velas de distintos colores, mucha bebida, luz apagada, música romántica, bailar hasta el cansancio, y un regalo, por supuesto.
Como tú no estabas junto a mí, y como yo no quise perder esa celebración, pues decidí hacer todo y yo solo.
Comencé la fiesta comiendo el dulce de tus recuerdos que a pesar de que era poco, raro y seco, me gustó.
Mientras comía, observaba las velas quemándose tan rápidamente que el tiempo que estuvimos juntos o casi juntos.
Tomé la botella de mi tristeza y mi angustia, y bebí todo hasta emborracharme y cuando iba a apagar la luz, como había planeado, me di cuenta que no había luz ninguna, porque la oscuridad de tu ausencia era más fuerte.
Luego puse una de las canciones que habíamos escuchado un día y bailé solo como un loco, bailé como bailábamos una vez, bailé mucho hasta que ya no pude más.
Al final, logré todo, todo lo que había querido hacer en la fiesta de tu cumpleaños, lo logré no importa de qué manera, comí, vi las velas, bebí mucho, escuché música, bailé con luz apagada, y el único que no pude hacer era darte el regalo, pero te lo guardo para un cumpleaños tuyo que estés conmigo.