Es el monte del olvido
el que susurra nostalgia,
aferrándose a la magia
del cariño desmedido.
Es el placer sorprendido
que adoniza lo increíble,
quien alucina sensible
cautivador y adorable
cual espíritu inefable
manso, tierno y apacible.
Es la mirada del alma
la que busca la riqueza,
esa que emana belleza
y que fielmente nos calma.
Es la que nutre y ensalma,
quien revela su ternura
con la paciencia y cordura
del amor que no abandona,
quien en la espera perdona
con la humildad que perdura.
Es la que en sueños delata
y ante el dolor se conmueve,
es quien luchando se atreve
y al deshonor desbarata.
A la lealtad desata
para que vuele genuina,
ante el odio no se inclina
y rechaza la arrogancia
cuando presume constancia
en la verdad que ilumina.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul