Camiones de cal
presentaban tus raíces
hospitalario mensajero
que evidenciaba su náufraga
orfandad, padre y madre,
disueltos, como la arena
sedosa y tranquila de un alma
o de un río. Sombras ya
las mencionadas ascendencias,
maternidades, paternidades,
columpios y sacos de cemento,
que formaban parte de tu entresijo
fecundo y lechoso.
En los rincones, un mobiliario,
vestigio de conformidades nobles,
padre, tu vestido innombrable
de caracoles de atardecida.
Yo, sin embargo, luchando
con mareas, renaciendo simbólicamente,
de esta tarde azul y sin demasiado
predicamento. Padre: sábana y colcha
viajeras-.
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