Amor, ¿por qué a sufrir tanto me obligas
cuando me acerco sumiso a tu lado,
que clavas en mi desnudo costado
la dañina espina con que me hostigas?
Siempre que a ti regreso me atosigas
con tu despecho no disimulado,
hundes tus gemas en el agitado
mar, empero mi dolor no mitigas.
¡Oh cruel, que causas en mí la muerte
cuando más deseo vivir la vida!
Aleja de mí este gran pesar.
Haz que nuestro amor sea de tal suerte,
que entre nosotros no haya más huida
que la de un imperecedero amar.
Canciones de amor.