Miraba el tumulto de las flores rosadas
Y el aroma de sus quejas llevabase el viento,
Y dispuso el día la trama
Sabiendo Dios y yo lo que hablaban.
Una queja colgada a otra,
Un reclamo más temple o más sonoro;
¿Quién de sus cabellos adornara?
¿Quién probara de sus labios rojos?