La lluvia cae, fuerte,
parece que algo quiere llevarse,
¿será que de mis penas
le habló alguien
y quiere, con su rocío, lavarlas
y curarme?
Si es así, hermana lluvia,
no me molesta que desgarre el cielo;
caiga, fortísimo, hermana lluvia,
y sane mi corazón enfermo.
Engrose sus gotas,
suéltelas casi tan duras como el hielo,
que puedan, con su sereno,
lavar las penas que en mi alma tengo.